sábado, 4 de abril de 2015

Torrijas a nuestra manera




¡¡La Semana Santa es tiempo de torrijas!!!
Las torrijas son el dulce más típico de esta época, aunque se cree que en origen (s. XV) eran elaboradas para aliviar el dolor de las parturientas al dar a luz.
Son muy fáciles y sencillas de elaborar ¡y están buenísimas!




Ingredientes:

Una barra de pan del día anterior cortada en rebanadas de entre 1 y 2 cm, o pan especial para torrijas. (Nosotras utilizamos un envase de pan de unos 490 gr que viene ya cortado en rebanadas).
4 huevos.
1 litro de leche.
1 taza y media de azúcar.
Cáscara de limón.
Cáscara de naranja.
Una rama de canela.
Canela en polvo.
3/4 de litro de Aceite de girasol para freír.
¡Y nuestro toque!: un poco de cardamomo, anís estrellado, clavo, jengibre y media vaina de vainilla.

Al lío:

Lo primero que tenemos que hacer es infusionar la leche. Para ello ponemos a calentar el litro de leche y añadimos las cáscaras de cítricos (naranja y limón), la ramita de canela y las especias (que va a ser nuestro toque especial), y media taza de azúcar. Vamos moviendo de vez en cuando hasta que el azúcar se disuelva. Una vez que la leche rompa a hervir retiramos la leche y la dejamos reposar unos 10 minutos para que todos los sabores se mezclen.

A continuación sumergimos las rebanadas de pan en la leche, durante pocos segundos, simplemente que se empapen, pero no demasiado, ya que la rebanada podría romperse. Cuando estén todas las rebanadas empapadas en la leche, las dejamos reposar sobre un plato, mientras preparamos los siguientes pasos.

Batimos los huevos y calentamos el aceite para freír en una sartén (es mejor utilizar una sartén grande para poder freír más de una torrija a la vez).

¡Llega el momento de pringarnos un poquito! Se va cogiendo rebanada a rebanada y se pasa por huevo batido y a continuación se fríe en el aceite muy caliente, hasta que estén doraditas por los dos lados.



Una vez fritas las torrijas, las depositamos en platos con papel absorbente para retirar el exceso de aceite y después las impregnamos por ambos lados de una mezcla de azúcar (la taza que nos había quedado) y canela en polvo.

Se pueden comer así, pero con un chorrito de miel por encima.....¡están de muerte!


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